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Homeopático
SIMILITUD SEGÚN EL TIPO DE ENFERMEDAD
Hahnemann distinguía como dos grupos de
enfermedades netamente separadas, las enfermedades agudas y las crónicas.
En el par. 73 Organon clasifica a las
enfermedades agudas de la siguiente manera:
- Enfermedades individuales
Los traumatismos.
Las indisposiciones.
Las exacerbaciones de las enfermedades
crónicas.
Las enfermedades aguas esporádicas.
Las enfermedades aguas epidémicas.
Las enfermedades agudas propiamente dichas.
Según Hahnemann las enfermedades
individuales se producen por causas nocivas que actúan sobre los seres humanos,
pudiendo ser las siguientes:
- Traumatismos
, heridas, contusiones, esfuerzos,
torceduras, luxaciones, fracturas, siendo todos estos trastornos patológicos producidos
por alguna acción mecánica.
- Indisposiciones
o trastornos fisiopatológicos debidos a
causas ocasionales, tales como enfriamientos, recalentamientos, excesos en la bebida o la
comida, carencias o intoxicaciones alimenticias, violentas impresiones físicas,
agotamiento, intemperancia o represión de deseos, emociones, preocupaciones e impulsos
diversos, etc.
- Las exacerbaciones de las enfermedades crónicas
. Según
Hahnemann, la mayor parte de las veces no son más que recrudecimiento pasajero de una
psora latente que vuelve a caer enseguida en su estado crepuscular, cuando el estado agudo
no ha sido demasiado violento y ha sido rápidamente curado.
Las enfermedades colectivas atacan
a varios individuos a la vez y se desarrollan:
- Esporádicamente
, por influencias meteorológicas o
climáticas nocivas a las cuales, en un mismo momento, sólo un pequeño número de
individuos están predispuestos a sentir la acción patógena.
- Epidémicamente
, en un gran número de personas a la
vez, dependen de una misma causa o noxa y se manifiestan por síntomas fuertemente
análogos, llegando a ser habitualmente contagiosas cuando obran sobre masas compactas de
individuos.
- Las enfermedades agudas propiamente dichas
dependen de
agentes infecciosos específicos (microbios, virus, bacterias, etc.). Reaparecen siempre
bajo la misma forma, con síntomas análogos, recibiendo por tal razón nombres propios
tradicionales. A este grupo corresponden las enfermedades infecto-contagiosas: sarampión,
viruela, coqueluche, etc.
Para las enfermedades que obedecen a
causas endógenas, Hahnemann recomienda un tratamiento agudo, de acuerdo con los síntomas
actuales, tal como lo aconseja para los miasmas agudos. Este es un punto que conviene
aclarar. Algunos homeópatas pretenden que prácticamente todas las enfermedades o
manifestaciones agudas son productos de la exacerbación de la psora. Hahnemann distingue
claramente unas de otras. Para él, las enfermedades que son un recrudecimiento pasajero
de la psora, son, en mi concepto, aquéllas que se presentan por crisis más o menos
periódicas, siempre las mismas, tales como las anginas y catarros periódicos, las
sinusitis, los accesos de asma, ciertas diarreas sin causa aparente, brotes eruptivos
habitualmente pruriginosos, manifestaciones bien distintas, por cierto, de las
infecto-contagiosas, que comúnmente obedecen a un agente infeccioso conocido y que suelen
aparecer sólo una vez en la vida o ninguna. Por otro lado, el hecho de que los gérmenes
causales sean perfectamente conocidos y de que, introducidos en un organismo predispuesto
puedan reproducir experimentalmente los síntomas de la enfermedad, hace desaparecer toda
duda al respecto. Con toda razón, Hahnemann los llamó miasmas agudos para
equipararlas, por su naturaleza infecciosa, a los miasmas crónicos.
JAMES TYLER KENT, en su libro "Filosofía
Homeopática" dice (5):
"Poco se sabe de las verdaderas causas
excitantes. Las afecciones agudas se dividen en dos clases: 1) aquéllas que son
miasmáticas, que son verdaderas enfermedades, y 2) aquéllas que podrían llamarse
enfermedades mímicas. Las últimas no tienen causa definidas, son producidas por causas
externas, como el vivir en casas húmedas, disgustos, mal vestir, etc., y en cuanto se
eliminan estas causas el paciente recobra la salud. Pero las primeras, debidas a miasmas
agudos, tienen que correr un curso diferente. Tienen un periodo prodrómico, un periodo de
ascenso y un período de declinación, si por su gravedad no llegan a causar la muerte. El
sarampión, la tos ferina, la escarlatina, la viruela, etc. son ejemplos de miasmas
agudos. El médico debe también conocer los miasmas crónicos, psora, sífilis y sicosis,
los cuales estudiaremos más adelante. Estos tienen, igual que los agudos, un período
prodrómico, un período de ascenso, pero no tienen, como los agudos, un período de
declinación. Si el tiempo y las circunstancias son favorables, el miasma crónico está
quieto; pero los tiempos adversos lo excitan en su actividad, y cada vez que se excita su
condición está peor que en la última exacerbación. En este parágrafo nos enseña
Hahnemann que los miasmas crónicos son la causa fundamental de los miasmas agudos; lo que
equivale a decir que si no hubiera miasmas crónicos, no habría miasmas agudos. En la
propia naturaleza de los miasmas crónicos está la predisposición del hombre para las
enfermedades agudas, y las enfermedades agudas son como un combustible añadido a una
conflagración inextinguible. Las enfermedades agudas existen, pues, por causas
específicas, que cooperan con la susceptibilidad del individuo. No reconocemos el
sarampión ni la escarlatina a no ser en los enfermos. Su influencia podría existir en la
atmósfera, pero no la podemos ver. De modo que, aparte de los individuos que la contraen
y en los que se desarrolla, no podríamos saber que existiera tal enfermedad como
sarampión. Si no hubiera niños en la tierra susceptibles al sarampión, no tendríamos
sarampión, y si no hubiera miasmas crónicos, no habría susceptibilidad. La psora es la
causa de todo contagio. Si el hombre no hubiera tenido psora no podría tener los otros
dos miasmas crónicos; pero la psora, la más antigua, ha llegado a ser la base de los
otros dos."
"La psora corresponde a aquel estado
en que el hombre ha desordenado su economía a tal grado, que ha llegado a ser susceptible
a toda influencia nociva que lo rodee".
Como vemos, el pensamiento de Kent coincide
con el Hahnemann. La psora está en la base de toda enfermedad, crónica o aguda. Este
hecho produce cierta confusión, ya que algunos homeópatas sólo admiten enfermedades
agudas como manifestación exacerbada de la psora latente, incluyendo es éstas las
enfermedades infecto-contagiosas. En efecto, la psora es la que hace al hombre susceptible
para contraer las demás enfermedades crónicas o agudas. Así, debido a la psora, el
hombre contrae la sicosis y la sífilis; pero esto no significa que sicosis y sífilis
sean la misma cosa que psora ni una exacerbación de la psora. Son enfermedades de
naturaleza distinta de aquella que le sirvió de base. Otro tanto ocurre con los miasmas
agudos o enfermedades infecto-contagiosas. Son de naturaleza, causa y evolución
totalmente diferentes de la psora y de sus manifestaciones agudas.
Sintetizando, las enfermedades agudas
responden a una causa endógena, la exacerbación de un miasma crónico, o a una causa
exógena o germen infectante (enfermedades infecto-contagiosas o miasmas agudos).
Para las enfermedades que obedecen a causas
endógenas se recomienda un tratamiento agudo, de acuerdo con los síntomas actuales.
Continuando con Kent, en su libro "Filosofía
Homeopática" nos dice:
"Cuanto mejor tratada está una
enfermedad tanto menor probabilidad hay de que se presente secuela alguna. Si el
sarampión y la escarlatina se tratan correctamente, tendremos muy poca molestia después.
El médico, hasta cierto punto, es siempre responsable de las secuelas"
Es
verdaderamente de la mayor importancia en estos casos poder separar y distinguir una cosa
de otra para poder conocer para qué hay que prescribir, o podéis prescribir un
antipsórico para impedir que arraiguen las secuelas después de la escarlatina, en tanto
subsiste esta enfermedad. Primeramente habéis de prescribir para el ataque agudo y
síntomas que le pertenecen. Sin embargo, bueno es que el médico conozca todos los
síntomas de carácter crónico que tenga el paciente, a fin de saber lo que puede esperar
de ellos y poder cuidar las antiguas manifestaciones de psora que aparecen al final del
ataque agudo, aunque a menudo surge un grupo de síntomas completamente nuevo. Cuando al
final de la escarlatina sobrevienen molestias en los oídos, o una hidropesía, éstas no
forman parte de la propia escarlatina, sino que son un estado de la economía".
En los estados crónicos, la
mayoría de los pacientes presentan síntomas que responden, en su totalidad
característica, a un mismo y solo remedio de fondo llamado simillimum. Con dicho
remedio, todos los males funcionales, psíquicos, generales, locales, crónicos y
recientes de un mismo sujeto pueden desaparecer y curarse. Pero a veces ocurre, que los
síntomas del estado actual no corresponden, por sus características, al remedio de
fondo. Dichos síntomas pueden ser locales, generales y psíquicos y son los que expresan
la actividad patológica reciente y última de un sujeto enfermo. Dichos síntomas
corresponden a un medicamento propio del estado actual de enfermedad, el cual recibe el
nombre de medicamento similar.
Hahnemann en el par. 162 del Organón nos
dice sobre "Remedios Segmentarios":
"Ocurre a veces, en vista de la
penuria de la Materia Médica homeopática en medicamentos de los que se conoce
perfectamente la acción patogenética específica completa, que una parte solamente de
los síntomas utilizables de la enfermedad a curar corresponden a la sintomatología del
remedio más adaptado. En estos casos, se está obligado a emplear un remedio parcialmente
similar, forzosamente aproximativo, que cubra lo mejor posible los síntomas de la
enfermedad, a falta de otro que sea mejor".
.
Par. 163:
"De la aplicación de un remedio
fragmentario no hay que esperar una curación completa sin algunas molestias. Se observa,
en efecto, durante su empleo, la aparición de síntomas accidentales que no se notaban
antes y que son, de hecho, síntomas accesorios dependientes del remedio sólo
parcialmente similar a la enfermedad a tratar. Estas molestias no impiden, sin embargo, es
verdad, que una gran parte de la afección (aquélla cuyos síntomas patológicos cubren
por su similitud los síntomas patogenéticos) no sea aniquilada por este remedio y de
ello resulta una mejoría ya importante. Pero no se observa menos la aparición de algunos
males accesorios que sin embargo quedan siempre muy moderados si se tiene el cuidado de
atenuar suficientemente la dosis".
Par. 164:
"En los casos en que el remedio mejor
seleccionado no responde más que parcialmente a las indicaciones, el pequeño número de
síntomas hallados correspondientes, es decir, homeopáticos, no constituye sin embargo,
un obstáculo a la curación, a condición de que la mayor parte de estos síntomas
patogenéticos, poco numerosos, sean síntomas originales que distinguen y caracterizan la
enfermedad. La curación se sigue, entonces, sin incomodidades serias".
Par 166,167,168:
"Si este nuevo remedio no basta, sin
embargo, para restablecer completamente la salud, se retoma por segunda vez el examen del
cuadro de síntomas mórbidos para llegar a determinar el remedio homeopático más
adaptado a la nueva imagen obtenida; y así, de revisión, en revisión, se continúa
hasta que el objeto sea alcanzado: o sea, devolver al enfermo el pleno goce de la
salud".
Par. 169:
"Puede ocurrir, examinando un enfermo
por primera vez que, en el curso de la búsqueda del remedio apropiado, se encuentre que
la totalidad de los síntomas característicos de la enfermedad no es suficientemente
cubierta por los elementos patogenéticos de un solo medicamento, a cusa del número
insuficiente de éstos cuya acción específica es bien conocida. Se puede, entonces,
cuando dos remedios rivalizan en conveniencia, siendo una homeopático para tal grupo de
síntomas de la enfermedad y siéndolo el segundo más para tal otro. Sin embargo, no es
aconsejable aquí emplear primero el remedio que se juzgaría ser el más conveniente y
luego dar el segundo enseguida sin un nuevo examen. En efecto, habiendo cambiado las
circunstancias, este segundo remedio no convendría más al resto de los síntomas. En
semejantes casos, sería necesario hacer una revisión del estado mórbido para precisar,
según la imagen que uno ser formara de él, el remedio homeopático que convendría
entonces mejor a esta nueva situación".
Par. 170:
"Como cada vez que un cambio en el
estado de la enfermedad ha sobrevenido, hay que investigar los síntomas que quedan aún y
elegir un remedio tan conveniente como sea posible al nuevo estado presente del mal, eso
sin tener en ninguna cuenta el segundo remedio, que en el origen había parecido ser el
mejor después de aquel del que uno se ha realmente servido, u ocurrirá a menudo que el
segundo de los remedios que se había primero estimado adecuado lo sea aún en ese
momento. Pero si después de un nuevo examen del estado del enfermo se encontrara que aún
le conviene, éste sería un motivo más para acordarle la preferencia".
La cura por el remedio parcialmente
semejante no sólo está aprobada sino que está recomendada por Hahnemann, en los
casos especiales que plantea. La sucesión de estos remedios constituye lo que se llama
cura en ZING-ZAG, más larga que el camino recto del remedio simillimum, pero
también muy eficaz. Existen casos especiales en que, siendo todos los síntomas de un
cuadro mórbido más o menos contemporáneos entre sí, son cubiertos en su mayor parte
por un remedio antipsórico, hay un grupo de síntomas que no cura con aquel medicamento y
se necesita otro llamado complementario que cubre los restantes (6). Este tipo de
similitud complementaria es manifestado por Hahnemann en el par. 171:
"En las enfermedades crónicas no
venéreas, aquéllas que, por consecuencia, provienen más habitualmente de la diátesis
psórica, se tiene a menudo necesidad, para curar, de varios remedios antipsóricos.
Convendrá emplearlos uno después del otro, de tal manera sin embargo, que a cada nueva
prescripción el nuevo remedio sea elegido según los principios homeopáticos conforme al
grupo de los síntomas persistentes y solamente después que el precedente haya agotado
plenamente su acción".
Únicamente teniendo en cuenta esta
realidad clínica podemos solucionar casos que se presentan en la práctica.
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