TESIS DEL Dr. MIGUEL ANGEL PAGÉS

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SIMILITUD PATOGENETICA

La similitud patogenética fue establecida por Hahnemann como requisito indispensable para conocer la virtud curativa de los medicamentos. Como hemos visto Hahnemann experimentó en una primera etapa con medicamentos en sustancia. Distinguió los heroicos o muy tóxicos, para todos los experimentadores, en pequeñísimas dosis. Los menos fuertes, que requieren una dosis mayor que la llamada dosis terapéutica para provocar síntomas y los débiles, que sólo actúan en personas de gran sensibilidad. También, como dijimos, descubrió que algunas sustancias inertes al estado natural despiertan un gran poder patogenético una vez atenuados según su propia técnica.

D. DEMARQUE en su libro "Homeopatía, una Medicina de la Experiencia"(4) dice:

"El dominio privilegiado de la ley de analogía se sitúa sobre el plano del psiquismo y de las relaciones psicosomáticas. Tiene por corolario indispensable la alta infinitesimalidad y el uso de la técnica de la individualización más sutil. Solamente las patogenesias efectuadas con dosis muy débiles o diluciones infinitesimales revelan, en toda su pureza los síntomas mentales específicos. La prescripción terapéutica exige, para ser eficaz, el empleo de diluciones tanto más elevadas en la infinitesimalidad cuanto más se acerca el remedio verdaderamente característico del caso considerado al simillimum. Hahnemann fue el primero en poner en evidencia este aspecto capital de la analogía. Esto permanecerá como el gran mérito de la Escuela norteamericana, con Hering y Kent, por haberlo explorado en todos sentidos. Sus estudios sobre la valoración de los síntomas, la puesta a punto por Kent de una notable técnica repertorial, permiten cubrir la inmensa mayoría de los casos llamados psicosomáticos.

Paradójicamente, este dominio privilegiado de la ley de analogía parece limitado por ciertas grandes psicosis y algunas neurosis. Los progresos realizados en el tratamiento de la esquizofrenia, por ejemplo, permiten esperar que se trate de obstáculos provisorios debidos a la falta de homeópatas especializados y a las condiciones actuales del ejercicio de nuestro método. Ciertos ensayos terapéuticos no pueden concebirse fuera del ambiente hospitalario…"

"A decir verdad, si Hahnemann rechazaba en teoría lo que aparecía como una aplicación degradada de la ley de analogía y recomendaba prescribir siempre por el conjunto de síntomas, en la práctica introducía en algunas patogenesias efectos tóxicos lesionales. Preludiaba así las investigaciones sobre las afinidades electivas titulares anátomo-patológicas. El mismo Kent, cuyo pragmatismo anglosajón se oponía a su propio dogmatismo, coleccionó cuidadosamente las constataciones de este género".

"En teoría, Hahnemann y sus más fieles discípulos limitaban el dominio de la ley de analogía a los efectos patogenéticos primitivos".

"En la práctica, Hahnemann y los primeros experimentadores incorporaron a las patogenesias todos los efectos, sean primitivos, secundarios o aún tóxicos. Parece absolutamente cierto que la ley de analogía se aplica a todo el campo de los efectos de una droga sobre el organismo. Se podría devolver el cumplido de medio-homeópatas a aquellos que rehúsan admitir la acción específica lesional de ciertas sustancias".

"Cuando existen síntomas mentales bien característicos de la acción patogenética específica de una sustancia, el remedio prescripto según ellos en alta dilución es susceptible de hacer repercutir su acción hasta el plano de los fenómenos mecánicos más groseros. Así, una alta dilución de Arsenicum album en un cardiaco en estado de anasarca, que presenta ansiedad y la modalidad horaria característica entre medianoche y las dos, puede hacer eliminar los edemas en tiempo record. Cuando, como en el caso citado, hay concordancia entre los síntomas mentales provocados por la experimentación patogenética a dosis débiles y los signos lesionales análogos a aquellos suscitados por las dosis tóxicas de la misma droga, la similitud está muy extendida: un solo remedio bastará para restablecer el equilibrio psicofiológico. Es lo que se observa con las sustancias de acción profunda sobre el organismo, tales como el fósforo, el arsénico, ciertos venenos…"

"Por el contrario, puede haber disociación entre los signos mentales característicos de una droga de toxicidad débil (cuya acción patogenética a dosis infinitesimales sobre el psiquismo es neta) y una influencia tisular lesional restringida. El remedio elegido según el plano superior mental hará ciertamente bien al enfermo, pero no hará efecto sobre la lesión, mientras que aquél indicado según una analogía lesional específica demostrará ser eficaz. Así por ejemplo, una tuberculosis pulmonar cavitaria que presenta signos mentales y pulmonares de Pulsatilla, será mejorada por este remedio en el plano psíquico, circulatorio y endocrino, pero su lesión no cederá más que a Stannum, que posee una influencia específica sobre la caverna".

"La regla teórica enunciada por Hahnemann de la elección en todos los casos por el conjunto de síntomas y erigida erróneamente en por Kent parece entonces en falta. El campo de acción de una droga sobre el organismo según la analogía lesional depende ante todo de la extensión más o menos profunda de su acción tóxica y no solamente patogenética a dosis débiles".

"Aún la lesión profunda no constituye un límite a las posibilidades de la analogía, salvo en casos de destrucción irreversible de los tejidos que no pueden regenerarse, por ejemplo ciertas afecciones lesionales del eje nerviosos, pero ello implica, a veces, una inversión de las condiciones prácticas de la aplicación de la ley. La analogía no es más patogenética, es toxicológica. La indicación no se deduce más de la toxicidad de los síntomas, sino de una similitud de orden anátomo-patológico tan presente como sea posible, cuya individualización se limite al sitio anatómico, a los caracteres y a las modalidades de la lesión y de los síntomas que están en dependencia directa con ella. La escuela homeopática especificista insistió con razón sobre este aspecto de la analogía desconocido por Hahnemann. Su error fue acantonarse en ese campo restringido de las investigaciones y de no ver que la dilución altamente infinitesimal conservaba en él una habitual prioridad de eficacia".

 

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